lunes, 12 de marzo de 2018

La nueva psicología deportiva.

¿En verdad existe una nueva forma de hacer psicología deportiva?

En los últimos años he tenido la oportunidad de ejercer la psicología deportiva y me he encontrado con dos formas diferentes: La tradicional o antigua, y la moderna. No voy a defender ni atacar a ninguna de las dos, sólo daré mi punto de vista sobre cada una de éstas. Sus ventajas y debilidades.
            La psicología tradicional, es la clásica, la de toda la vida, la de lápiz y papel. Es aquella que casi todos han visto y creen conocer. Es el despacho, es la mesa y la silla (o el diván). Es hablar sobre tus problemas, es esa ventilación emocional de una charla con un confidente, y es tal vez uno que otro cuestionario del que te dan resultados meses después, es ver relaciones, encontrar soluciones y hacer conexiones que tal vez antes no hubieras sido capaz de hacer. En un equipo, puede ser una actividad en el vestuario, incluso en el mismo campo, pero con actividades que parecen una piñata de niños, son juegos aparentemente ridículos sin ninguna función evidente, más que hacer el tonto por un rato (dicen algunos).
            La nueva psicología deportiva, la moderna y la que a mi me gusta ejercer, es un paradigma innovador, que entiende que la psicología es una parte esencial del deporte, pero que no es la única y por tanto no puede ser trabajada de manera aislada ni descontextualizada. Ésta metodología defiende que no tiene ninguna utilidad aplicar un cuestionario de motivación o hacer una charla sobre cohesión grupal porque no van a tener ningún efecto sobre el grupo, ya que estas no son situaciones reales del juego, del entrenamiento ni del partido o competición, y por tanto el jugador/deportista no podrá evocar las características psicológicas que hemos trabajado en las situaciones que queremos que las use.
            Gracias a mi formación, he podido ver de cerca los dos métodos, las dos caras de la psicología deportiva, y puedo decir que a pesar de ser la tradicional la más conocida por el mundo (del deporte) la moderna es la más deseada de trabajar por la nueva generación de psicólogos, que tiene un gran deseo de incluir un balón en cada una de sus tareas o actividades.
            Yo era uno de esos de la nueva generación, que reprochaba el hecho de que aún no se aceptara ni se incluyeran más psicólogos deportivos en los clubes, ni que nos contrataran más deportistas. Sin embargo, en un ejercicio juicioso de reflexión y, nuevamente, después de estar expuesto a estas dos maneras de trabajar en los lugares donde he colaborado pude despolarizarme y dejar la radicalidad a un lado. Entiendo ahora que no se trata de un choque de estilos, no es Clásica vs. Contemporánea.
            Investigando un poco he querido usar un símil en la metodología deportiva del fútbol. La psicología clásica, la que tal vez tu conoces como entrenador o jugador tiene un corte más ANALÍTICO, es decir: Busca mejorar las habilidades psicológicas mediante acciones repetitivas y aisladas del contexto del juego o del deporte. Y la psicología contemporánea tiene un corte más GLOBAL, es decir que: Trabaja las habilidades psicológicas de manera integrada con los demás componentes del juego (técnico, táctico, físico) y busca hacerlo en los contextos más cercanos y parecidos al deporte real, al partido o a la competencia.
            Entendiendo esto, me di cuenta que la una no es mejor que la otra. Por más de que a mi me guste más una que otra, que sea más fácil aplicar una que otra, o que me pidan más trabajar con una o con la otra, AMBAS son importantes. ¿Por qué? Porque al igual que las demás habilidades, algunas no se pueden aprender de una manera global o específica de la misma manera, en las diferentes edades y en las mismas condiciones, a veces necesitas una sala, con un proyector para dar una charla que necesitas dar si o si, y a veces necesitas una pizarra y un rotulador para hacer un ejercicio que es necesario para ese momento de la competición.
            Manejar el equilibrio entre el papel y el balón, entre el lápiz y los petos, y el despacho y el campo es fundamental. Esto puede marcar la diferencia entre ser un gran psicólogo deportivo o uno bueno. A veces es importante el despacho, y pasar cuestionarios, pero que no se vuelva costumbre, que no sea lo único que esté en nuestro repertorio. Al igual que también es importante hacer ejercicios aplicados al deporte a pie de pista, pero que usar un balón para todos los ejercicios no se vuelva una obsesión, porque sino no vamos a avanzar todo lo que quisiéramos y sobre todo no obtendríamos toda la INFORMACIÓN que necesitamos. Porque recordemos que una de las funciones fundamentales del psicólogo deportivo es la observación, ya que observamos como una persona que está entre el cuerpo técnico y los deportistas, tenemos una visión diferente a todos y esa información es súper valiosa. Con un trabajo fuera del campo podremos observar conductas diferentes a las que ya han visto entrenadores dentro del campo (sin decir que dentro del campo no podamos ver cosas diferentes a ellos, lo cual también es motivo para salir al campo).
            Hace un tiempo, los entrenadores con los que trabajaba que se sorprendían de mi forma de trabajar me confesaban que pensaban que la psicología era algo totalmente diferente a lo que acababan de ver que yo había hecho en el campo. Y muy orgulloso respondía: “yo trabajo todo con balón”. Ahora he cambiado un poco esa expresión, si bien sigo pensando que hay que trabajar de manera contextualizada y global (que se puede hacer desde el vestuario o el despacho también), si me dicen ahora que la psicología deportiva es sólo charlar diría “sí, puede ser eso. Pero también, es esto…” Sigo aprendiendo y sigo estructurando mi forma de trabajar, y ahora entiendo que no es la una o la otra, es sacar lo mejor de los dos mundos.
            Para lograr esto me he dado a la tarea de hablarlo con diferentes personalidades del mundo del deporte. Me he acercado y les pregunto ¿Si tenemos éstas dos metodologías, y todo el mundo habla maravillas de la psicología, casi todos ellos creen en ella, por qué es cada vez más difícil vincularse a un club, y ni hablar de un cuerpo técnico?
            Las respuestas han sido variadas, de todos los colores y tonos, pero para concluir lo resumiré en 3 grandes dificultades que tiene la psicología deportiva, que yo los veo como los principales retos que tenemos que superar para finalmente posicionarnos con firmeza en el mundo del deporte de competición y/o base:
  1. La psicología la hemos trabajado muy descontextualizada en deportes donde cada vez se trabaja más de manera global y estructurada.
  2. Los psicólogos sabemos mucho de psicología, pero no sabemos casi nada de deporte, de fisiología ni de teoría del entrenamiento específicamente. 
  3. Trabajamos sobre aspectos muy efímeros o subjetivos que no arrojan datos de utilidad para los deportistas y para los entrenadores, o que simplemente no les interesa saber. 

Para corregir lo primero, ya hemos dicho que la nueva generación ya ha tomado nota y está trabajando en que sus tareas sean cada vez más contextualizadas al deporte al que pertenezcan y tengan en cuenta más aspectos del juego, sin dejar de lado tareas analíticas dependiendo de la edad, la categoría y el lugar donde se trabaje.
      En cuanto a lo segundo, encuentro un vacío tremendo, pero no es difícil de solucionar, por ese motivo yo mismo trabajo en una teoría del entrenamiento psicológico que busque acercar un poco el mundo del entrenamiento condicional con el del entrenamiento mental.
      Y por último, creo que en torno a las medidas de los psicólogos se ha creado mucho escepticismo y no creo que merezcan tantas críticas. Tenemos instrumentos cada vez más válidos para medir las variables que nos interesan medir, pero creo que si debemos mejorar la manera como lo comunicamos a deportistas y entrenadores, sobretodo para destacar la relevancia de lo que encontremos, de la relación que tiene con el deporte, de que significaría eso en el terreno de juego y cómo podemos corregirlo, mejorarlo y sobre todo darle importancia al valor que tiene hacer un seguimiento psicológico a lo largo de la temporada para hacer un seguimiento juicioso a deportistas y entrenadores.

En mi opinión, la nueva psicología tiene que apuntarle a todo esto, juntando lo mejor de las dos metodologías, para que pueda generar, ojalá a lo largo del tiempo, un mayor reconocimiento de nuestro rol dentro de un equipo y la mejora de todos los profesionales involucrados en este maravilloso mundo que es el deporte.

martes, 28 de noviembre de 2017

El estudio vs. La práctica.

Se dice popularmente que no debes estudiar tanto, que no debes pasar los días en un salón de clases atendiendo a un profesor, o en la biblioteca leyendo, o en tu casa escribiendo. Se dice que se necesita hacer las cosas par aprender, y entre más veces las hagas es mejor, aprendes más. Y es verdad.

            Sin embargo, no estoy muy de acuerdo cuando se plantea la educación y el estudio como un camino que tiene un inicio y un final (sea cual sea). Estudiar te ayuda a ver y entender el cómo se hace, o el cómo lo han hecho diferentes personas, para después encontrar tu estilo propio o hacerlo a tu manera; porque si pasaras a la acción práctica sin estudiar, si hicieras cualquier cosa sin estudiar antes podrías cometer el error de simplemente reproducir lo que te dicen, hacer lo que has visto a otros hacer, sin diferencias, sin innovación, sin darle tu perspectiva. Por eso es importante.

No obstante, también hay quienes estudian mucho y cuando salen a la práctica en el campo rea,l lo hacen todo igual a cómo otros lo hicieron, a como lo hacen quienes les enseñaron y eso impide la creatividad, genera temor de que si no lo haces como dicen los libros te va a salir mal o te vas a equivocar. Y aunque hay una alta probabilidad de que esto ocurra, no es algo negativo, equivocarse es parte del proceso de aprendizaje, y es una variable importantísima que a menudo se nos olvida.
           
En mi opinión estudiar y ejercer tienen la misma importancia. No se debería hacer la una sin la otra. No se puede pasar la vida estudiando pero tampoco se puede actuar sin investigar. Y si estudias y luego actúas, ojalá sea para aportar nuevos conceptos y variables a tu manera de hacer las cosas y no simplemente seguir el libreto de las clases de manera automática. No llevar del salón al campo lo que recibiste, sin procesarlo, juzgarlo y apropiarlo o modelarlo.
           
Y si ejerces y luego estudias es para perfeccionar tu producción y/o rendimiento actual en algún sentido, desprenderte de lo que vienes haciendo y perfeccionar. Siempre buscar hacerlo mejor. Mucho mejor.

miércoles, 11 de octubre de 2017

La respuesta a un ¿por qué?


            La motivación puede interpretarse de una manera muy básica como el deseo de hacer, o no, las cosas. La palabra “motivación” está relacionada con la palabra “motivos” por lo cual cuando se ve una persona motivada se suele decir que es alguien que tiene motivos, motivos para llevar a cabo acciones determinadas. Y es por esto que me parece importante recalcar que la motivación es subjetiva, lo que quiere decir que los motivos que me llevan a mí a realizar una acción no tienen por que ser los mismos que te lleven a ti a realizar la misma acción. Al igual que con la ansiedad, se puede hablar de estado motivacional y rasgo motivacional, donde el estado es dinámico, momentáneo, temporal, y fácil de identificar después de un acontecimiento concreto. El rasgo motivacional son las tendencias mantenidas y repetidas en el tiempo, previas a la realización de una acción

A pesar de todo esto, muchos autores consideran correcto catalogar la motivación como una fuerza, una energía, y por tanto como algo que se transforma, que es variable. Mediante el cambio de la motivación se espera que puedan cambiar su intensidad o su tipo. Si hablamos de intensidad, esperamos que existan cambios en la energía (ya sea aumento o decrementos) que haría referencia a que tan fuerte o débil es la motivación de una determinada persona; pero si hablamos del tipo de motivación se hace referencia a la dirección de la acción.

            Ahora bien, si nos quedamos con ese concepto de la motivación como energía es importante diferenciarla de otros tres conceptos que normalmente suelen solaparse con el de motivación y son:
necesidad, impulso, e instinto. El ser humano buscará siempre su supervivencia de manera consciente e inconsciente siempre que no esté manipulado, y para encontrar esta supervivencia están las “necesidades” que surgen debido a la ausencia de algo. Y aunque sea difícil, debemos comprender que ésta necesidad como tal no es la motivación, el vacío en sí mismo no es motivacional. La motivación es la energía puesta en llenar este vacío, es la que nos incentiva a realizar la acción de responder a estas necesidades. Sin embargo, este concepto de necesidad suele confundirse con el de “instinto”, y a pesar de que el instinto y la necesidad están ligados, no son iguales y definitivamente ninguno de los dos conceptos en si mismo “es” la motivación. Un instinto es un patrón de acción natural (por natural entendemos: químico/biológico/genético) y este instinto puede generar una necesidad como un móvil para al final, lograr ser cumplido, pero será la motivación de querer, o no, realizar una acción, la que permita satisfacer las necesidades que cumplan un instinto. Y si bien las necesidades son móviles naturales para la motivación, también pueden serlo las emociones, a lo cual se le conoce como impulso: una acción deliberada que se realiza debido a una emoción particular sin racionalizarla.

Con lo anterior quiero decir, que el sólo hecho de tener hambre (una necesidad) no me hace tener motivación para comer, es el hecho de pararme a buscar la comida lo que en verdad es motivación. Y estar enojado puede hacerme golpear una pared (un impulso) ya que la acción fue motivada por una emoción y no me detuve a pensarla. En pocas palabras, la motivación es el proceso, no es el inicio ni el fin de las conductas.

Se han clasificado las fuentes de la motivación en dos: internas y externas. Las internas son motivaciones básicas que como lo comenté anteriormente van encaminadas a cumplir el instinto de supervivencia mediante necesidades fundamentales como: Metabólicas (necesidad de respirar, comer, beber, dormir) Reproducción, Comodidad (abrigo y limpieza), Seguridad, Movimiento, Crecimiento (aprendizaje), Salud. Las externas responden más a motivos sociales como: Motivación de logro, De poder, de altruismo, de afiliación.

            Entonces, teniendo en cuenta todo lo anterior, nos podemos dar cuenta por qué la motivación es fundamental en todo deporte. Sin la energía de querer realizar una acción (entrenar o competir) el deportista no es nadie. La motivación cuenta con un papel fundamental en todo proceso deportivo porque es el “combustible” mental de cada atleta.

            En el deporte se entiende que la motivación es la capacidad de un deportista de iniciar y mantener una tarea, que posteriormente será un ejercicio y se convertirá en un entrenamiento que a su vez preparará para una competencia. Y así como la nutrición permite un óptimo rendimiento y una óptima recuperación posterior, la motivación facilitará que se mantengan los esfuerzos para conseguir los resultados que se esperan bajo los objetivos planteados.

Se le da tanta importancia a la motivación porque es lo que te permitirá ejecutar acciones a pesar de la fatiga y el dolor. Y porque la motivación puede potenciar o restringir el rendimiento deportivo ya que esta estrechamente relacionado con la condición física, las habilidades técnicas, y el entrenamiento invisible. Además, se insiste tanto en la motivación por parte del staff técnico y los profesionales alrededor del deportista porque se cree que ésta es la única variable en la que el deportista tiene real y absoluto control y en la que no puede influir nadie más de manera directa.

Se da por hecho que la motivación se debe trabajar siempre en el aspecto psicológico de un deportista pero no se nota lo difícil que es en realidad éste proceso, porque primero que todo es absolutamente individual y subjetivo y segundo porque responde a causas o fuentes múltiples. Se delega el trabajo de “motivar” a los deportistas a cualquier persona sin importar quien sea o qué quiera ésta. La motivación, al ser un proceso, debe trabajarse como tal. No basta con cubrir las necesidades o dominar los impulsos, no se trata únicamente de cambiar las respuestas o modificar las conductas, porque la motivación es aún más profunda que eso. La motivación es el proceso psicológico que impulsa la acción mediante el cual nos aproximamos a los objetivos que nos planteamos, sean internos (voy a comer) o externos (voy a triunfar) y siempre responde a un “por qué”, ¿por qué voy a madrugar? ¿por qué voy a trabajar? ¿por qué voy a entrenar? ¿por qué compito? y para esto es útil plantearse metas, retos, objetivos, etc., por lo cual siempre viene bien la ayuda de un psicólogo que logre revelar los verdaderos MOTIVOS que responden esas preguntas, porque como decía Víctor Frankl:

            “Quien tiene un por qué vivir, encontrará casi siempre el cómo”

Felipe Turbay de Mier
Psicólogo deportivo




miércoles, 6 de septiembre de 2017

El origen de todo lo que nos compete: Procesos Psicológicos Básicos (P.P.B).


En el artículo anterior comentaba cómo, en mi opinión, podía empezar a trabajar el psicólogo del deporte desde lo más esencial, lo cual sería el mismo proceso de aprendizaje. Sin embargo dejé la puerta abierta para hablar de los procesos psicológicos básicos que son aquellos que intervienen en el proceso de aprendizaje. Es decir que lo pueden potenciar o dificultar. Hablar de estos procesos es entrar en un mayor nivel de detalle y para eso se puede utilizar una lógica mecanicista que es descomponer el fenómeno para analizar sus partes por separado y así buscar explicación a cada una de estas partes.

Para esto es necesario tener claro lo que hemos visto anteriormente, por eso presentaré un pequeño resumen de lo comentado hasta acá:
-Habilidad: Es una tarea específica que implica una (y sólo una) relación con el entorno y se busca siempre su realización efectiva. Se aprende.
-Competencia: Es una actividad específica que implica múltiples relaciones con el entorno y busca la integración de habilidades. Se entrena.
-Aptitud (o cualidad): Favorece el rendimiento de múltiples habilidades mediante características personales diferenciadas y biológicas. Se adapta (por medio del entrenamiento, es decir que también se entrena).
-Capacidad: Favorece el aprendizaje de múltiples habilidades mediante características personales integradas en la persona gracias a su historia de vida. Se desarrolla (mediante habilidades y competencias).
-Actitud: Forma y disposición de realizar una tarea que implique cumplir una norma. Dependen de una base histórica de la persona (aprendizaje) y se pueden cambiar.

Ahora bien, había dicho que no existe aún un consenso sobre su clasificación pero que tomaría de referencia descriptiva las más populares y estudiadas hasta la fecha: Percepción, Atención, Memoria, Emoción, Motivación. También recordemos que los mencionados son procesos psicológicos más que habilidades, pero se les suele llamar habilidades (y se les puede llamar así) porque al ser procesos específicos que permiten la realización de una o varias tareas se pueden aprender y desarrollar constantemente (la habilidad se aprende). Y son básicos porque son primordiales para la relación con él mundo.

A continuación explicaré un poco de cada uno de los PPB con la claridad de que éstos han sido temas estudiados por décadas y que yo no pretendo hacer un análisis en profundidad ni aportar una explicación nueva. Será un resumen muy breve y conciso para quien quiera aproximarse por primera vez al tema, pero si se busca más información con un mayor grado de detalle les sugiero dirigirse a los libros clásicos o a los diversos artículos científicos que seguro hay al respecto.

Cuando alguno de nuestros sentidos “siente” algo, es decir que recibe información de algún tipo (visual, auditiva, gustativa, olfativa, táctil, kinestésica) se puede decir que estamos teniendo una sensación. Y posteriormente cuando esos estímulos (información) llega al cerebro, éste la interpreta y la organiza para producir una respuesta apropiada, a éste proceso se le llama percepción. Lo anterior quiere decir que para tener una experiencia completa no basta con ver/oír/sentir algo, esto seria meramente una sensación, se requiere un proceso más complejo de interpretación y organización de información al cual llamamos percepción y es lo primero que surge en la relación persona-mundo, de allí su importancia. Los sistemas sensoriales son:
                       -Visual: mediante los ojos, la vista, captando la luz.
                       -Auditivo: mediante los oídios, la audición, captando el sonido.
                       -Gustativa: mediante la lengua, el gusto, captando el sabor.
                       -Olfativa: mediante la nariz, el olfato, captando el olor.
                       -Táctil: mediante la piel, el tacto, captando la presión, temperatura, dolor, forma.
-Kinestésico: se divide en dos, propioceptivo (posición y movimiento del cuerpo y sus partes) e interoceptivo (información o sensaciones de los órganos internos).

Una vez recibimos los estímulos y los interpretamos, no podríamos responder a todos así lo quisiéramos. La atención es el proceso que actúa como filtro de información y es la que permite la selección de estímulos relevantes. Por esto existe una estrecha relación entre percepción-atención-memoria. La atención como proceso puede ser entrenada y puede tornarse tan voluntaria como se quiera, siempre y cuando el foco atencional al que queramos dirigirnos sea relevante para nosotros y no implique un riesgo latente para nuestra integridad (sino, el cuerpo podría actuar de manera instintiva mediante los reflejos). Otro termino que surge al hablar de atención es la concentración, los cuales suelen solaparse sin embargo se debe tener claro que la concentración no es más que el mantenimiento de la totalidad las condiciones atencionales durante periodo continuado de tiempo. La atención tiene dos características principales: atención y dirección.
-Amplitud: Atención de tipo amplia o reducida,
-Dirección: Atención de tipo interna o externa.

Los estilos atencionales son el resultado de dos tipos de características: Amplia interna, Amplia externa, Reducida interna, Reducida externa.

La memoria ha sido ampliamente estudiada, y en el conocimiento popular existen tres tipos: memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. En una primera instancia esto es parcialmente correcto, sin embargo las actualizaciones al respecto han llevado a replantear las etiquetas que le hemos dado. Primero busquemos definir que es la memoria: es el proceso de codificación, almacenamiento/retención Y RECUPERACIÓN de la información que anteriormente hemos percibido y atendido. En realidad existen tres tipos de memoria:   
-Memoria Sensorial. De 250ms a 500ms, tiene una fidelidad alta y es responsable de mantener durante periodos muy breves la información que alcanza nuestros sentidos.
-Memoria Operativa (o memoria de trabajo). De 15 a 30s, tiene una fidelidad media y es cuando en un momento determinado estamos prestando atención a la información y  por tanto, podemos manipularla bajo control voluntario.
-Memoria a largo plazo. Se forma por patrones, tiene una fidelidad baja y es el proceso que se especializa en adquirir representar y recuperar la información a la que deseamos tener acceso.

Las tres memorias están en una constante interacción y los límites que marcan la participación de una en la otra no están claros aún, es de los procesos más complejos que existen.

Una vez los estímulos han sido percibidos, filtrados, codificados y almacenados para posteriormente ser recuperados, el ser humano es capaz de darle un juicio de valor subjetivo a éstas percepciones. Las emociones son un complejísimo proceso psicológico, que logra otorgar un nivel de valor atributivo a la ocurrencia, o no, de un fenómeno. Es tan complejo hablar de la emoción que se ha estudiado como un fenómeno multidimensional indivisible (recordemos que el enfoque que tomamos al principio de este artículo es el contrario, el mecanicista para fraccionar los PPB). Muchos coinciden en que la emoción tiene tres dimensiones:
-Neurofisiológico (bioquímico). Todas los procesos orgánicos que suceden en el cuerpo cuando se experimenta una emoción (sudoración, color de la piel, temblor, etc.).
-Conductual (motor). Son las respuestas comportamentales que tiene una persona con determinado estado emocional.
-Cognitivo (subjetivo). Los pensamientos interpretativos que se tienen cuando sucede la emoción con alguna de sus manifestaciones anteriores.

Ocasionalmente se suele confundir el término de emoción con el del sentimiento, estado de ánimo, o afecto. Así que haremos una pequeña claridad:
-Afectos: Valoración de una persona a sus situaciones de vida. Duración prolongada. El placer/displacer, bienestar/malestar.
-Ánimo (humor): Es un estado afectivo, y tiene una duración mayor al de las emociones, se relaciona con las cogniciones pero no tiene tanta potencia como la emoción (no produce tanta activación fisiológica) el ánimo no es intencional (lo que es intencional son las cogniciones y los afectos) y puede influir en la conducta.
-Sentimiento: Es la representación de la cognición resultante de una valoración determinada que se realiza ante una experiencia determinada. Podría decirse que el sentimiento es el resultado final y prolongado de la emoción.

Las emociones cumplen un papel adaptativo de proteger y preservar al ser humano a lo largo de su vida, por eso son tan importantes y son transversales a todas las culturas y razas. Es importante mencionar que como vimos anteriormente, al tener un componente fisiológico, la emoción está estrechamente relacionada con la salud, es por esto que se procura siempre acompañar un proyecto de bienestar o salud (tratamiento médico) con un acompañamiento emocional, porque las emociones pueden influenciar directamente la salud de una persona.

Por último, pero no menos importante, la motivación es la habilidad de dirigir todos los recursos con los que cuenta una persona (fiscos, psicológicos, espirituales) hacia la realización de una tarea, consecución de objetivo. Se puede interpretar como una fuerza interna capaz de mover a la persona para que realice una conducta determinada. Se puede observar su intensidad (aumento o decremento) y su tipo (dirección de la acción).

La motivación es un proceso que se ha estudiado mucho, de la misma manera que los anteriores, sin embargo al ser de particular interés para la psicología del deporte no profundizaré en ésta aún y lo dejaré para un próximo articulo.

Como conclusión me gustaría aportar decir nuevamente que todos y cada uno de éstos procesos son importantes en sí mismos y merecen ser tratados y estudiados con respeto. Existen libros enteros dedicados a cada uno de estos procesos e incluso a otros que no me atreví a incluir. Mi intención era dar una mirada descriptiva y casi enunciativa de los mismos, sin poder entrar en extenso detalle.

Me parece que es de suma importancia conocer éstos procesos porque son el inicio de todo nuestro proceso psíquico, es la base de lo que posteriormente se trabajará con un psicólogo deportivo, ya sea una conducta o un pensamiento, siempre se puede buscar una explicación lógica e interesante aquí, en el origen de casi todo lo que nos compete. Son éstos procesos los actores originales de la conducta deportiva y mediante la interacción con infinidad de variables se convertirán en aquellos principales aspectos del rendimiento deportivo.

Felipe Turbay de Mier
Psicólogo del deporte

Referencias

Hernández Gómez, A. I. (2012). Procesos Psicológicos Básicos. Tlalnepantla, México: RED TERCER MILENIO S.C. Recuperado de ftp://ftp.puce.edu.ec/Facultades/CienciasEducacion/ModalidadSemipresencial/Psicolog%C3%ADa%20General-José%20Luis%20Fernandez/UNIDAD%202/Procesos_psicologicos_basicos-Parte1.pdf

jueves, 17 de agosto de 2017

Porque la habilidad se aprende.


Hasta la fecha hemos hablado del rol del psicólogo y CUÁL es su función como individuo en el deporte. También vimos QUÉ puede y debería aportar la psicología como profesión al deporte.
Ahora veremos específicamente CÓMO puede aportar el psicólogo del deporte a la actividad física o a la práctica deportiva.

            Todo empieza con las Habilidades Psicológicas Básicas (HPB). Si bien aún existe debate sobre su clasificación, yo tomaré de referencia descriptiva cinco: Percepción, Atención, Memoria, Emoción, Motivación. Es importante aclarar que los mencionados anteriormente son “procesos” más que “habilidades”, sin embargo se les pone el nombre de habilidades porque se pueden llegar a dominar con un grado de maestría importante a lo largo de la vida; y se denominan básicos porque son esenciales para el funcionamiento del individuo y su relación con él mundo. Debido a su importancia dedicaré un post entero a hablar de dichos procesos en otra ocasión.

            Las HPB son mediadoras en el proceso de aprendizaje, aquel proceso que nos permite “aprender” a relacionarnos con el mundo. Y de éste término  los psicólogos tenemos mucho que decir. Para Joan Riera Riera (2005) el aprendizaje se logra mediante cinco procesos que son:

                       APRENDIZAJE
-La asociación de estímulos.
-La asociación de consecuencias.
-La imitación.
-La convivencia.
-La reflexión.

Y cada proceso de aprendizaje debe tener un procedimiento de enseñanza (cinco en total):
           
            APRENDIZAJE                                 ENSEÑANZA
-La asoc. de estímulos.          à        Programar la práctica.
-La asoc. de consecuencias.   à        Dar retroalimentación.
-La imitación.                        à        Mostrar.
-La convivencia.                    à        Dar pautas.
-La reflexión.                         à        Hacer reflexionar.

            Como resultado de la relación BIDIRECCIONAL entre los procesos de aprendizaje y enseñanza se puede aprender. ¿Y que características podemos aprender en el contexto deportivo? En el contexto deportivo se pueden aprender “habilidades” (skills). Existen habilidades básicas, que son las que se aprenden primero, en las que yo me relaciono con el medio (equilibrarse, desplazarse, etc.); habilidades técnicas, en las que yo me relaciono con algo (patear un balón, golpear una pelota, superar un listón, etc.); habilidades tácticas, en las que yo me relaciono con alguien (pasar el balón, responder un servicio, ayudar, sorprender, simular, etc.); habilidades estratégicas, que son en las que yo me relaciono con las normas de la actividad/juego/deporte (provocar errores, seguir las reglas, hacer falta estratégica, etc.); Habilidades interpretativas, que son las más avanzadas, en las que yo me relaciono con el conocimiento mismo de las situaciones deportivas (Saber leer un partido, valorar las opciones, etc.).

                       Habilidades del deportista
                       1. Habilidades básicas.
                       2. Habilidades técnicas.
                       3. Habilidades tácticas.
                       4. Habilidades estratégicas.
                       5. Habilidades interpretativas.

            Todas éstas habilidades se pueden aprender, y la idea principal es que el psicólogo puede trabajar de la mano con el entrenador para facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje con el fin de obtener un mejor aprendizaje de las demandas de cada modalidad deportiva. Sin embargo, a pesar de que están en la base de la pirámide, las habilidades no son las únicas características personales que se pueden adquirir. Las competencias, aptitudes, capacidades y actitudes son susceptibles de trabajo. Si bien (a) las habilidades se aprenden y entre más aprenda más tendré; (b) las competencias se entrenan, me vuelvo más competente a medida que entreno más; (c) Las aptitudes se adaptan, mi aptitud física o psicológica mejora cuando me adapto al medio y sus demandas; (d) la capacidad se desarrolla, tengo mayor o menor capacidad después de haberla desarrollado a lo largo del tiempo; y (e) por último las actitudes se cambian, puedo tener mejor o peor actitud y siempre puedo cambiarla.

                       CARACTERÍSTICAS DEL DEPORTISTA
                       a. Habilidad.
                        b. Competencia.
                       c. Aptitud.
                       d. Capacidad.
                       e. Actitud.

            Las características mencionadas anteriormente, no son psicológicas. O mas bien, no son SÓLO psicológicas. Todas tienen un componente psicológico importante pero como ya lo hemos visto, no se puede aislar éste componente y estudiar por separado, se debe mantener como un componente y parte de la característica, ya sea habilidad, competencia, aptitud, capacidad, o actitud.

Es correcto afirmar que el proceso de aprendizaje es el responsable de la adquisición de éstas características porque como lo mencioné antes “la habilidad se aprende” y la habilidad es la base de la pirámide que da piso a las siguientes características. Al ser así, vemos la importancia de trabajar con las habilidades psicológicas básicas (ahora cobre un poco más de sentido por qué se usa el termino “habilidades”). Influenciando directamente el proceso de aprendizaje, los otros procesos psicológicos básicos pueden ayudar a potenciar las características personales de un deportista desde lo más básico que son sus habilidades.

Como conclusión me gustaría decir que si bien los procesos de aprendizaje son cinco, no se relacionan individualmente en ninguna medida con las cinco características ni con las habilidades de los deportistas. Sólo existe relación entre los procesos de aprendizaje y los métodos de enseñanza.

Dejo una invitación para que se revise lo que puede aportar la psicología del deporte al deporte desde lo más básico y desde lo primario (primer momento) y es desde la misma adquisición del conocimiento, de un gesto motor, o de una actitud. Se pueden trasformar aspectos muy generales y amplios de los deportistas si se entiende su base y su lógica interna, desde donde surge su conducta deportiva y en mi opinión es desde aquí, en el aprendizaje de las habilidades, porque las habilidades se aprenden…

Felipe Turbay de Mier.
Psicólogo del deporte.

Referencias
Riera Riera, J. (2005). Habilidades en el deporte. Barcelona, Cataluña, España: INDE Publicaciones.