Si bien ya
hemos hablado del rol del psicólogo y cual es su función en el deporte. Es
preciso puntualizar que la intervención psicológica por si sola puede no dar
ningún resultado; así como el entrenamiento aislado, sin una propia nutrición
ni un descanso pertinente es probable que tampoco genere los resultados
esperados.
Así como la
intervención de un psicólogo es prudente en cualquier lugar donde existan
personas, la psicología es partícipe en cualquier fase, modalidad o momento de
la competición y entrenamiento deportivo.
Aprender a ver
la psicología es una tarea que puede ser compleja para los no psicólogos en el
mundo del deporte, pero aún en su complejidad resulta a veces “obvia” su
ocurrencia y se asume que un resultado u otro se debió “a la cabeza”. Es
interesante, porque a pesar de que no se puede dividir, y se supone que hay
psicología en todo, pareciera que es invisible y nadie la ve hasta que se
menciona, lo cual desde mi punto de vista puede ser provechoso porque entre
menos pistas se tengan de que un trabajo psicológico se está llevando a cabo,
más interesante será para el proceso.
Esto quiere
decir que, en una tarea de entrenamiento tan básica como un rondo en el fútbol,
que aparentemente tiene contenidos únicamente físicos, técnicos y tácticos,
encubre un componente psicológico de carga mental importante si sabemos reducir
espacios, limitar el número de toques al balón, condicionar al receptor del
pase y cualquier otra idea que se nos ocurra para constreñir la tarea
solicitada por el entrenador, la cual responde a un objetivo previamente
planteado por la totalidad del cuerpo técnico.
Por eso,
considero importante que debemos aportar a las otras disciplinas que se quieran
nutrir del conocimiento en psicología que tengamos y además, nosotros debemos
hacer un esfuerzo por entender las otras ramas del saber.
No se trata de
inventar, tampoco descubro nada, solo quiero revelar una manera diferente de
hacer las cosas, en la que yo creo: La interdisciplinariedad.
Como ya lo he
mencionado, tengo la firme creencia de que podemos aportar a diversas
disciplinas en varias formas del conocimiento con múltiples contenidos. No hay
límite para que una profesión ofrezca lo mejor de sí a otra, o a una causa
común. Nadie es dueño de la verdad ni del saber, existen diferentes opciones y
cada una será más adecuada para una situación particular.
Lo primero que
se debería hacer para fomentar la interdisciplinariedad es generar un clima de
confianza y de acercamiento de posturas. Es dejar en claro que la intención del
equipo de profesionales es compartir el conocimiento y lograr el beneficio
colectivo, no hay opiniones más o menos valiosas que otras, que el fenómeno no
se puede entender ni explicar de una forma que no sea global, incluyendo cada
uno de los aportes teóricos y prácticos requeridos.
Lo segundo, es
apelar al profesionalismo de cada miembro del equipo interdisciplinar, esto
quiere decir que cada uno en su experiencia y con su conocimiento tiene la
obligación de dar lo mejor de si, lo que crea que es mas acertado para el
momento, el lugar y la situación, debe observar el contexto. Debe renunciar a
cualquier ego o dejo de arrogancia que le quiera situar por encima de los otros
profesionales, tanto él como su labor están al servicio de un objetivo mayor
que el individual o del interés personal. Y si bien su verdad no es superior a
ninguna, tampoco es inferior así que debe velar porque ésta sea escuchada y
respetada, además de comprendida por todos, procurando que siempre sea tomada
en cuenta para cualquier decisión y para la realización de tareas que lleven a
la consecución de objetivos.
Ahora, quiero
devolverme al punto de hacer el trabajo imperceptible. Es interesante llevar a
cabo ejercicios de entrenamiento en los cuales el deportista no es capaz de
percibir los 4 componentes del deporte (físico, técnico, táctico, psicológico)
debido a que genera una menor predisposición por parte del jugador. Cuando
presentamos una tarea en la que el componente físico claramente sobrepasa a los
otros tres, el participante se puede ver abrumado y perder motivación con la
tarea, igual si fuera con el psicológico o los dos restantes. Una tarea con una
carga mayoritaria o únicamente de uno de éstos pilares no es tan atractiva para
quien la realiza como una tarea bien equilibrada. Además esto puede facilitar
muchos procesos al entrenador ya que puede trabajar diferentes conceptos en una
sola tarea ahorrando recursos valiosos como tiempo, material, instrucciones
entre otros.
Específicamente
hablando desde mi profesión, el psicólogo puede aportar a la realización de
ejercicios de entrenamiento, a las tareas de prevención de lesiones, ajustar el
entrenamiento invisible, ayudar al deportista a mejorar sus hábitos
alimenticios y su rutina de recuperación. Todas las anteriores son labores que
aparentemente no competen a la psicología y aún así hay mucho que podemos
aportar sin que se conozca de qué estoy hablando.
Lo anterior
parece una locura, es muy complicado realizar tareas que contengan una alta
dosis de componentes y siempre mantenga el equilibrio para no dar pistas de que
lo que se quiere trabajar es sólo una. Pero es precisamente ése el objetivo de
la interdisciplinariedad, y se recomienda el diálogo y la planificación de ésta
manera porque el deporte es un fenómeno multicausal, no es univarible ni es
divisible. Es rápido, es simultáneo, y es exigente, cada vez más profesional y
tecnológico.
Entrenador,
segundo entrenador, preparador físico, fisioterapeuta, rehabilitador,
psicólogo, médico, nutricionista, analista, utileros. Todos deben estar en
sincronía con cada uno de los jugadores del equipo. Detrás del equipo hay un
equipo.
Como
conclusión de éste texto, quiero hacer la notación de que si bien el título hace
referencia a la “multi” disciplinariedad, lo que se busca es la “inter”
disciplinariedad. Por que no es añadir por añadir, es integrar. Es buscar que
el todo sea más que la suma de sus partes.
A día de hoy
se echa de menos un diálogo abierto, y si bien ya hemos normalizado la presencia
de un psicólogo ahora hay que saber utilizarlo. Algunos tenemos la ilusión de
conocer de todo un poco, porque ser un experto en un área tan sólo te hace un
principiante en otra. Y si bien hay que especializarse en el deporte, hay que
dominar diferentes habilidades para después compartir el máximo de información
posible en interdisciplinariedad.
Felipe Turbay de Mier.
Psicólogo del Deporte.