domingo, 2 de julio de 2017

¿Por qué insistimos en la “Multidisciplinariedad?

Si bien ya hemos hablado del rol del psicólogo y cual es su función en el deporte. Es preciso puntualizar que la intervención psicológica por si sola puede no dar ningún resultado; así como el entrenamiento aislado, sin una propia nutrición ni un descanso pertinente es probable que tampoco genere los resultados esperados.

Así como la intervención de un psicólogo es prudente en cualquier lugar donde existan personas, la psicología es partícipe en cualquier fase, modalidad o momento de la competición y entrenamiento deportivo.

Aprender a ver la psicología es una tarea que puede ser compleja para los no psicólogos en el mundo del deporte, pero aún en su complejidad resulta a veces “obvia” su ocurrencia y se asume que un resultado u otro se debió “a la cabeza”. Es interesante, porque a pesar de que no se puede dividir, y se supone que hay psicología en todo, pareciera que es invisible y nadie la ve hasta que se menciona, lo cual desde mi punto de vista puede ser provechoso porque entre menos pistas se tengan de que un trabajo psicológico se está llevando a cabo, más interesante será para el proceso.

Esto quiere decir que, en una tarea de entrenamiento tan básica como un rondo en el fútbol, que aparentemente tiene contenidos únicamente físicos, técnicos y tácticos, encubre un componente psicológico de carga mental importante si sabemos reducir espacios, limitar el número de toques al balón, condicionar al receptor del pase y cualquier otra idea que se nos ocurra para constreñir la tarea solicitada por el entrenador, la cual responde a un objetivo previamente planteado por la totalidad del cuerpo técnico.

Por eso, considero importante que debemos aportar a las otras disciplinas que se quieran nutrir del conocimiento en psicología que tengamos y además, nosotros debemos hacer un esfuerzo por entender las otras ramas del saber.

No se trata de inventar, tampoco descubro nada, solo quiero revelar una manera diferente de hacer las cosas, en la que yo creo: La interdisciplinariedad.

Como ya lo he mencionado, tengo la firme creencia de que podemos aportar a diversas disciplinas en varias formas del conocimiento con múltiples contenidos. No hay límite para que una profesión ofrezca lo mejor de sí a otra, o a una causa común. Nadie es dueño de la verdad ni del saber, existen diferentes opciones y cada una será más adecuada para una situación particular.
           
Lo primero que se debería hacer para fomentar la interdisciplinariedad es generar un clima de confianza y de acercamiento de posturas. Es dejar en claro que la intención del equipo de profesionales es compartir el conocimiento y lograr el beneficio colectivo, no hay opiniones más o menos valiosas que otras, que el fenómeno no se puede entender ni explicar de una forma que no sea global, incluyendo cada uno de los aportes teóricos y prácticos requeridos.

Lo segundo, es apelar al profesionalismo de cada miembro del equipo interdisciplinar, esto quiere decir que cada uno en su experiencia y con su conocimiento tiene la obligación de dar lo mejor de si, lo que crea que es mas acertado para el momento, el lugar y la situación, debe observar el contexto. Debe renunciar a cualquier ego o dejo de arrogancia que le quiera situar por encima de los otros profesionales, tanto él como su labor están al servicio de un objetivo mayor que el individual o del interés personal. Y si bien su verdad no es superior a ninguna, tampoco es inferior así que debe velar porque ésta sea escuchada y respetada, además de comprendida por todos, procurando que siempre sea tomada en cuenta para cualquier decisión y para la realización de tareas que lleven a la consecución de objetivos.

Ahora, quiero devolverme al punto de hacer el trabajo imperceptible. Es interesante llevar a cabo ejercicios de entrenamiento en los cuales el deportista no es capaz de percibir los 4 componentes del deporte (físico, técnico, táctico, psicológico) debido a que genera una menor predisposición por parte del jugador. Cuando presentamos una tarea en la que el componente físico claramente sobrepasa a los otros tres, el participante se puede ver abrumado y perder motivación con la tarea, igual si fuera con el psicológico o los dos restantes. Una tarea con una carga mayoritaria o únicamente de uno de éstos pilares no es tan atractiva para quien la realiza como una tarea bien equilibrada. Además esto puede facilitar muchos procesos al entrenador ya que puede trabajar diferentes conceptos en una sola tarea ahorrando recursos valiosos como tiempo, material, instrucciones entre otros.

Específicamente hablando desde mi profesión, el psicólogo puede aportar a la realización de ejercicios de entrenamiento, a las tareas de prevención de lesiones, ajustar el entrenamiento invisible, ayudar al deportista a mejorar sus hábitos alimenticios y su rutina de recuperación. Todas las anteriores son labores que aparentemente no competen a la psicología y aún así hay mucho que podemos aportar sin que se conozca de qué estoy hablando.

Lo anterior parece una locura, es muy complicado realizar tareas que contengan una alta dosis de componentes y siempre mantenga el equilibrio para no dar pistas de que lo que se quiere trabajar es sólo una. Pero es precisamente ése el objetivo de la interdisciplinariedad, y se recomienda el diálogo y la planificación de ésta manera porque el deporte es un fenómeno multicausal, no es univarible ni es divisible. Es rápido, es simultáneo, y es exigente, cada vez más profesional y tecnológico.

Entrenador, segundo entrenador, preparador físico, fisioterapeuta, rehabilitador, psicólogo, médico, nutricionista, analista, utileros. Todos deben estar en sincronía con cada uno de los jugadores del equipo. Detrás del equipo hay un equipo.
           
Como conclusión de éste texto, quiero hacer la notación de que si bien el título hace referencia a la “multi” disciplinariedad, lo que se busca es la “inter” disciplinariedad. Por que no es añadir por añadir, es integrar. Es buscar que el todo sea más que la suma de sus partes.

A día de hoy se echa de menos un diálogo abierto, y si bien ya hemos normalizado la presencia de un psicólogo ahora hay que saber utilizarlo. Algunos tenemos la ilusión de conocer de todo un poco, porque ser un experto en un área tan sólo te hace un principiante en otra. Y si bien hay que especializarse en el deporte, hay que dominar diferentes habilidades para después compartir el máximo de información posible en interdisciplinariedad.

Felipe Turbay de Mier.

Psicólogo del Deporte.