lunes, 12 de marzo de 2018

La nueva psicología deportiva.

¿En verdad existe una nueva forma de hacer psicología deportiva?

En los últimos años he tenido la oportunidad de ejercer la psicología deportiva y me he encontrado con dos formas diferentes: La tradicional o antigua, y la moderna. No voy a defender ni atacar a ninguna de las dos, sólo daré mi punto de vista sobre cada una de éstas. Sus ventajas y debilidades.
            La psicología tradicional, es la clásica, la de toda la vida, la de lápiz y papel. Es aquella que casi todos han visto y creen conocer. Es el despacho, es la mesa y la silla (o el diván). Es hablar sobre tus problemas, es esa ventilación emocional de una charla con un confidente, y es tal vez uno que otro cuestionario del que te dan resultados meses después, es ver relaciones, encontrar soluciones y hacer conexiones que tal vez antes no hubieras sido capaz de hacer. En un equipo, puede ser una actividad en el vestuario, incluso en el mismo campo, pero con actividades que parecen una piñata de niños, son juegos aparentemente ridículos sin ninguna función evidente, más que hacer el tonto por un rato (dicen algunos).
            La nueva psicología deportiva, la moderna y la que a mi me gusta ejercer, es un paradigma innovador, que entiende que la psicología es una parte esencial del deporte, pero que no es la única y por tanto no puede ser trabajada de manera aislada ni descontextualizada. Ésta metodología defiende que no tiene ninguna utilidad aplicar un cuestionario de motivación o hacer una charla sobre cohesión grupal porque no van a tener ningún efecto sobre el grupo, ya que estas no son situaciones reales del juego, del entrenamiento ni del partido o competición, y por tanto el jugador/deportista no podrá evocar las características psicológicas que hemos trabajado en las situaciones que queremos que las use.
            Gracias a mi formación, he podido ver de cerca los dos métodos, las dos caras de la psicología deportiva, y puedo decir que a pesar de ser la tradicional la más conocida por el mundo (del deporte) la moderna es la más deseada de trabajar por la nueva generación de psicólogos, que tiene un gran deseo de incluir un balón en cada una de sus tareas o actividades.
            Yo era uno de esos de la nueva generación, que reprochaba el hecho de que aún no se aceptara ni se incluyeran más psicólogos deportivos en los clubes, ni que nos contrataran más deportistas. Sin embargo, en un ejercicio juicioso de reflexión y, nuevamente, después de estar expuesto a estas dos maneras de trabajar en los lugares donde he colaborado pude despolarizarme y dejar la radicalidad a un lado. Entiendo ahora que no se trata de un choque de estilos, no es Clásica vs. Contemporánea.
            Investigando un poco he querido usar un símil en la metodología deportiva del fútbol. La psicología clásica, la que tal vez tu conoces como entrenador o jugador tiene un corte más ANALÍTICO, es decir: Busca mejorar las habilidades psicológicas mediante acciones repetitivas y aisladas del contexto del juego o del deporte. Y la psicología contemporánea tiene un corte más GLOBAL, es decir que: Trabaja las habilidades psicológicas de manera integrada con los demás componentes del juego (técnico, táctico, físico) y busca hacerlo en los contextos más cercanos y parecidos al deporte real, al partido o a la competencia.
            Entendiendo esto, me di cuenta que la una no es mejor que la otra. Por más de que a mi me guste más una que otra, que sea más fácil aplicar una que otra, o que me pidan más trabajar con una o con la otra, AMBAS son importantes. ¿Por qué? Porque al igual que las demás habilidades, algunas no se pueden aprender de una manera global o específica de la misma manera, en las diferentes edades y en las mismas condiciones, a veces necesitas una sala, con un proyector para dar una charla que necesitas dar si o si, y a veces necesitas una pizarra y un rotulador para hacer un ejercicio que es necesario para ese momento de la competición.
            Manejar el equilibrio entre el papel y el balón, entre el lápiz y los petos, y el despacho y el campo es fundamental. Esto puede marcar la diferencia entre ser un gran psicólogo deportivo o uno bueno. A veces es importante el despacho, y pasar cuestionarios, pero que no se vuelva costumbre, que no sea lo único que esté en nuestro repertorio. Al igual que también es importante hacer ejercicios aplicados al deporte a pie de pista, pero que usar un balón para todos los ejercicios no se vuelva una obsesión, porque sino no vamos a avanzar todo lo que quisiéramos y sobre todo no obtendríamos toda la INFORMACIÓN que necesitamos. Porque recordemos que una de las funciones fundamentales del psicólogo deportivo es la observación, ya que observamos como una persona que está entre el cuerpo técnico y los deportistas, tenemos una visión diferente a todos y esa información es súper valiosa. Con un trabajo fuera del campo podremos observar conductas diferentes a las que ya han visto entrenadores dentro del campo (sin decir que dentro del campo no podamos ver cosas diferentes a ellos, lo cual también es motivo para salir al campo).
            Hace un tiempo, los entrenadores con los que trabajaba que se sorprendían de mi forma de trabajar me confesaban que pensaban que la psicología era algo totalmente diferente a lo que acababan de ver que yo había hecho en el campo. Y muy orgulloso respondía: “yo trabajo todo con balón”. Ahora he cambiado un poco esa expresión, si bien sigo pensando que hay que trabajar de manera contextualizada y global (que se puede hacer desde el vestuario o el despacho también), si me dicen ahora que la psicología deportiva es sólo charlar diría “sí, puede ser eso. Pero también, es esto…” Sigo aprendiendo y sigo estructurando mi forma de trabajar, y ahora entiendo que no es la una o la otra, es sacar lo mejor de los dos mundos.
            Para lograr esto me he dado a la tarea de hablarlo con diferentes personalidades del mundo del deporte. Me he acercado y les pregunto ¿Si tenemos éstas dos metodologías, y todo el mundo habla maravillas de la psicología, casi todos ellos creen en ella, por qué es cada vez más difícil vincularse a un club, y ni hablar de un cuerpo técnico?
            Las respuestas han sido variadas, de todos los colores y tonos, pero para concluir lo resumiré en 3 grandes dificultades que tiene la psicología deportiva, que yo los veo como los principales retos que tenemos que superar para finalmente posicionarnos con firmeza en el mundo del deporte de competición y/o base:
  1. La psicología la hemos trabajado muy descontextualizada en deportes donde cada vez se trabaja más de manera global y estructurada.
  2. Los psicólogos sabemos mucho de psicología, pero no sabemos casi nada de deporte, de fisiología ni de teoría del entrenamiento específicamente. 
  3. Trabajamos sobre aspectos muy efímeros o subjetivos que no arrojan datos de utilidad para los deportistas y para los entrenadores, o que simplemente no les interesa saber. 

Para corregir lo primero, ya hemos dicho que la nueva generación ya ha tomado nota y está trabajando en que sus tareas sean cada vez más contextualizadas al deporte al que pertenezcan y tengan en cuenta más aspectos del juego, sin dejar de lado tareas analíticas dependiendo de la edad, la categoría y el lugar donde se trabaje.
      En cuanto a lo segundo, encuentro un vacío tremendo, pero no es difícil de solucionar, por ese motivo yo mismo trabajo en una teoría del entrenamiento psicológico que busque acercar un poco el mundo del entrenamiento condicional con el del entrenamiento mental.
      Y por último, creo que en torno a las medidas de los psicólogos se ha creado mucho escepticismo y no creo que merezcan tantas críticas. Tenemos instrumentos cada vez más válidos para medir las variables que nos interesan medir, pero creo que si debemos mejorar la manera como lo comunicamos a deportistas y entrenadores, sobretodo para destacar la relevancia de lo que encontremos, de la relación que tiene con el deporte, de que significaría eso en el terreno de juego y cómo podemos corregirlo, mejorarlo y sobre todo darle importancia al valor que tiene hacer un seguimiento psicológico a lo largo de la temporada para hacer un seguimiento juicioso a deportistas y entrenadores.

En mi opinión, la nueva psicología tiene que apuntarle a todo esto, juntando lo mejor de las dos metodologías, para que pueda generar, ojalá a lo largo del tiempo, un mayor reconocimiento de nuestro rol dentro de un equipo y la mejora de todos los profesionales involucrados en este maravilloso mundo que es el deporte.